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Ante
el reconocimiento que las mujeres tenemos un estrecho campo donde nombrar y
definir nuestra propia simbología, Angela nos entrega su voz para construir
universos donde proyectar y continuar construyendo su (nuestra) realidad. En este abanico de poemas la poeta yergue una
hoguera mística para iluminar los silencios ocultos, dirigir el caudal interno
y luego emerger hacia la realidad con un lenguaje y espacio propio.
“Menester” es el nombre del libro como también el nombre del
primer poema donde nombra y reconoce la necesidad que la embarga.
Me
necesito imaginar en los días finales
borrando
los puntos de partida
borrando
la unión convergente de las líneas del destino.
Me
necesito en ti hasta el cansancio.
Me
necesito amando desde ti.
No
escribo poesía para las despedidas.
No
poseo una estructura mental
en
donde parafrasear unos cuantos sentimientos.
Me
necesito en ti. Poesía.
y
la conciencia me susurra
susuuuuuuuuuuuuuuuuurra
algunas palabras ...
A
partir del orden que Angela ha establecido en su universo, el poema “Suave
Demencia” lo ha colmado de respiración y atmosfera propia, la poeta ha leído la
historia, visibiliza a mujeres que por su vida y/o su obra la han inspirado. Es así como vuelca la mirada hacia la
escultora francesa Camille Claudel, quien gracias a su elevado talento, logró
traspasar las barreras impuestas, aunque la genialidad junto a otros avatares
de su vida, la llevaron a la locura. Angela
simboliza en la escultora francesa, a todas aquellas otras, que alzaron y
destrozaron dichas barreras.
SUAVE DEMENCIA
Sí.
Es
una enfermedad.
Esa
es la excusa para amar tan maléficamente
El
amor es la causa de los ataques de nerviosos
Y
de las sanguinolentas cartas enviadas al limbo.
Camino.
Intento
encontrar luz.
Tu
sombra me niega la paz que busco cada noche de invierno.
Sí.
Estoy
enferma.
Estoy
enferma y agredes en sueños y en estados de lucidez
Ahí
estás como premio a mi búsqueda inconsciente
inconsistente.
Es
difícil precisar tu figura dentro del paisaje,
Sin
embargo, sé que me miras y te diviertes
con
mis alucinaciones,
Mientras
cae la noche sobre el abrigo negro.
Estoy
enferma.
No
logro juntar imágenes de humedad en el sol.
Padezco
de un mal conmovedor.
En
mí, el amor se consumió
Y
adoptó el nombre de “locura breve”.
De
los diversos procesos que tiene el cuerpo de toda mujer, la poeta ha tomado el
ciclo menstrual para manifestar su dolencia y situaciones límites que ocurren
en este ciclo. Uno de los términos
usados para referirse a la llegada y estadía del ciclo menstrual es “Visita” (“voy
a tener visita” o “ando con la visita”).
Emplear el término “visita” para referirse a nuestra menstruación, es
ocultar, disfrazar nuestro proceso interno, pero también, es una clave usada,
exclusivamente, por quienes viven en carne propia dicho proceso. La primera parte del siguiente poema nos
habla en forma directa de los síntomas y sensaciones que produce la venida del
ciclo menstrual.
I VISITA
Dolores
infernales
Dolor
es placer.
Un
jugo caliente baja por la entrepierna.
Son
cuatro noches de gula en las sábanas rojas.
Cuatro
noches en que los machos seguirán mi rastro por calles atestadas de fertilidad.
Un
jugo caliente baja por la entrepierna de un organismo
contaminado
con sustancias sedientas de éxtasis.
Es
tan extraña que parece soñada.
El
líquido tibio resbala hasta empapar el pantalón.
Nunca
preguntó por mi malestar
Aunque
demostró preocupación al visitarme cada 28 días.
La
poesía de Angela Neira es brisa refrescante palpada de verso en verso, donde
cada poema está lleno de sentido y señales que siempre invitan a otra lectura. La completa entrega al oficio dador de vida,
el continuo trabajar en pos de la palabra, la construcción de una nueva visión
de mundo y de un nuevo habitar el mundo, son las herramientas que Angela
entrega y usa en su proceso creativo.
AMARILLO
He
cerrado el libro
Y
la corteza del árbol se ha quemado
Y
escucho el grito de las letras
Y
las ramas estallan en pedazos de palabras.
Son
unas cuantas palabras que enrojecen los ojos del impaciente.
Yo
cierro el libro y las raíces vuelven a enredarme.
He
cerrado el libro y las raíces del árbol vuelven a enredarme.
He
cerrado el libro
y
las amarillas hojas
son
juncos que se besan bajo la luz de la luna agarrotada.
Angela
Neira Muñoz, nació en Tomé el año 1980..
Es profesora de Español de la Universidad de Concepción y Magíster en
Literaturas Hispánicas.